The
Incredible Shrinking Man
A
mi primera esposa le dije que me fascinaban los desiertos aunque me horrorizara
vivir
en
ellos,
que
un estacionamiento para cinco mil autos es un paradigma de belleza sólo antes
de
ser abierto al público,
y
que mi hobby era coleccionar crucigramas pero no llenarlos; plastificarlos, sí,
pero dejarlos siempre en blanco.
A
mi segunda esposa le dije que el silencio es el regalo perfecto—
universal,
maleable a toda ocasión, y más noble que la mejor madera.
A
mi tercera esposa le dije, cierra ya la boca.
El tiempo todo destruye, el tiempo todo lo abrevia.
No dejes que la
repetición te afecte, Naranath Bhranthan
He observado que las cosas nunca
terminan de acabarse. Será que el fin del mundo comienza cuando el mundo
inicia, pero llegando a la meta recuerda que dejó las llaves pegadas en alguna
puerta y ahora tendrá que volver a buscarlas y dar otra larga vuelta sobre su
eje.
Recuerdo mi infancia en los
suburbios. Una vez llovió tanto que el mar se desbordó en nuestra calle. Había
que dejar que los escualos pasaran primero, en las esquinas. Luego, por las
noches, los oía hurgando en nuestros botes de basura. A mí me parecía que ese
tenía que ser el fin del mundo. Mi padre me escuchó decirlo, y me respondió más
o menos de esta forma: “Espera, tranquilo. No es nada. ¿Te crees que esto va
mal? Las cosas siempre pueden empeorar un poco. Las cosas son indestructibles.
¿Sabes por qué lo digo? Porque siempre pueden empeorar. Luego tal vez mejoren,
y luego, de nuevo, invariablemente, vuelven a empeorar. Las cosas nunca llegan
a nada— Tú tampoco llegarás a nada. No pongas esa cara, yo tampoco llegué nunca
a nada. Pero no importa. No me arrepiento de haber embarazado a tu madre.”
Y afuera los escualos, rasgando
la basura.
Echo de menos los
suburbios de mi infancia.
Delta
El domingo bajamos hasta el
delta
con la idea de asistir a un
matrimonio arreglado
entre dos antípodas.
Compraríamos víveres,
venderíamos pieles,
pasearíamos por la plaza a la
hora desierta
y ajustaríamos el reloj de mi
padre
con el reloj de la iglesia.
En algún punto del río
llegamos a un remanso.
Un pato azulón nadaba junto al
bote
con la magia particular a
los patos,
esa forma de andar fácil sobre
el agua.
“Que pato tan guapo”, decía
Sarah, mi hija,
mientras yo miraba absorto la
estela
y asentía mansamente.
Años después Sarah me escribe
para contarme
del fenómeno de la necrofilia
homosexual
en el Anas Platyrhynchos.
“Uno de cada diez patos azulones
es marica, y una lo entiende,
pues si te fijas, las hembras
del ánade real son aburridas e insípidas,
su color es marrón, sin ese
collarín blanco tan dandy que tienen los machos,
sin esa cabeza azul de
ensueño. Leí también
que el pato azulón a veces
coge por la fuerza, que de hecho
la violación es común y
frecuente,
y que muchos de los estupros
se dan en el aire
(me voy a hacer un tatuaje que
diga
The canard may give a flying
fuck, but I don’t).
En Holanda un hombre de
ciencia
estaba ocupado escribiendo un
ensayo
cuando dos patos azulones
chocaron contra su ventana.
Los dos eran machos.
Al salir a observarlos el
hombre dedujo que uno de los patos buscaba amor
al momento del choque,
mientras que el otro le huía;
ahora, uno de ellos estaba
muerto
mientras que el otro le
picoteaba la cabeza.
Al comprobar que el muerto
estaba inmóvil y pasivo,
como los muertos bien suelen
estarlo,
el pato activo montó el
cadáver con gran energía,
soltando graznidos a metralla,
y desplegó su plumaje con
pompa solar
como si estuviese posando para
una insignia
o para la contracara de una moneda.”
El pato azulón nos acompañó
hasta que el río dio un nuevo giro,
y las aguas retomaron su vivo
pulso.
Sarah y yo bromeamos sobre la
cola metronómica del pato
y observamos su estela
disolverse en la nebulosidad del bosque.
A media tarde llegamos a las
orillas del pueblo,
donde el violeta de las flores
y el rojo de los ladrillos
anunciaban la mundana muerte y
resurrección
de todas las cosas.
Caribdis antes de la calvicie
1.¿Quién?
a) Naturalmente,
el leñador.
b) El leñador,
muy a pesar de sí mismo.
c) El leñador,
bajo coerción de la esposa latente en su costilla.
d) Rincón
Agnóstico: ninguna de las anteriores.
2.¿Qué?
a) La inauguración
del bosque.
b) El acto de
besar la lona.
c) La caída en
los precios de la carne.
d) Rincón
agnóstico.
3.¿Cómo?
a) Por mediación
de la aorta.
b) Magia Negra/
Hacha Ociosa/ Primera Fisión Atómica.
c) La Gallina de
los Huevos de Oro se lo buscó, la muy puta.
d) Ninguna de
las anteriores.
4. ¿Cuándo?
a) Antes o
después de gritar fuera abajo.
b) Fuera abajo
entendido como t = (cero).
c) No había
nadie en el bosque para escucharlo caer (pero sí
para reportar
que no había nadie en el bosque).
d) Zenón de Elea
dispara una flecha a través del cielo;
la flecha (al
igual que el balón de rugby
en la alameda de
Rousseau) simplemente
no se mueve.
5. ¿Dónde?
a) En todas, en
ninguna parte.
b) Entre la
alfombra roja de Escila y el remolino en la nuca de su progenie.
c) No veíamos el
bosque de tanto árbol, así que tuvimos que talarlo todo.
d) (este espacio) Se Renta.
Mi Obituario
Aquí yace
Eduardo Padilla mientras los gusanos
barren su
proscenio
o desmontan sus
espectaculares
o vierten
manteca sobre sus crucigramas,
purificándolo de
toda ficción.
El señor Padilla
fue poco más que un animal
y poco menos que
un hombre,
así pues, una
persona afligida por el mal que los estudiosos llaman
consciencia.
A pesar de sí
mismo y sin saber lo que hacía, Eduardo
caminó como pato
nadó como piedra
cayó como géiser
corrió como
ancla
y esperó como
dique.
En su harta
insolencia tuvo hartos ratos libres, en los que
pensó como sauce
lloró como sauce
bebió como sauce
jugó al futbol
como sauce
; al darse
cuenta de que esto no funcionaba
jugó al idiota
como quien siente el llamado de la profesión desde temprana edad.
Si es verdad que
Lalo
hablaba como
Loki
(cuando nadie lo
escuchaba)
también lo es
que
bailaba como
pelea de gallos
(cuando nadie lo
veía)
y que desde
mucho antes de escribir esto él ya
dormía como río
aunque sólo con
el tiempo fue que aprendió a
cantar como
urraca.
En resumen, aquí
yace un individuo que
vivió como
cordero
rió como hiena
escribió como
gato
cogió como pudo
y
murió como
perro.
“Que Dios lo
recoja y le dé una última oportunidad como barrendero en los urinales
y pasillos del
cinema porno que irradia amor ultravioleta desde la cúpula del Cielo.”
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